quinta-feira, 31 de maio de 2018

Robô meu coração

Deu no El País Internacional  29-05-2018, por Juan Diego Quesada

La pelea de este siglo: el hombre contra la máquina 
La apertura de la primera fábrica de robots en Europa reaviva el debate sobre la pérdida de empleos humanos y la obligación de los autómatas de pagar impuestos

Foto El País 29-05-2018, sem crédito
No. El hombre contra la máquina fue la pelea del siglo XVIII.

La pelea del siglo XXI es la del trabajadorado planetario contra la burguesia parasitaria del capital socialmente producido y acumulado en forma de máquinas, oficinas, campos, ciudades, tecnología, medio ambiente, conocimiento, arte. Lo que se ilustra en el image no es una fuerza personal del capitalista propietario: es una una fuerza social, una creación historica colectiva. 

Sin embargo, los trabajadores no disfrutan el tiempo libre que les facultarían los robots, sino que vuelven a ser "hombres libres como pájaros", parte del ejército de desempleados urbanos crónicos, trabajadores sin derechos de que se sirven, por ejemplo, los propietarios de los derechos de patente de la aplicación de tecnología GPS al transporte urbano de alquiler - tambíen ella una fuerza social, una creación histórica colectiva - para extraer como ganancia privada el excedente de lo que producen los "uberistas", hasta el día en que ellos mismos se tornarán inútiles por la robotización de los coches ya en vías de desarrollo tecnológico. 

Para los capitalistas es igual: en busca de la máxima valorización de su capital, se hacen accionistas a la vez de la fábrica de coches robotizados, de los transportes urbanos uberizados, de las redes de comercio virtual, de las fuentes de energía, de los serviços urbanos y de los inmuebles de alta renta en las grandes ciudades. 

Es decir: la "pelea contra las máquinas" es una tontería que nos llevará, a lo mejor, a una sociedad de propietarios de derechos sobre los procesos productivos e reproductivos de un lado y parias mantenidos por programas de renta mínima, quizás universal, por otro, con una capa intermedia de tecnológos, burócratas y periodistas muy bien pagados; a lo peor, todos sucumbiremos antes por las catástrofes climáticas.

2018-05-31